Por Salvador Holguín.- Citando al guerrero Julio César, cuando se detuvo un instante antes de cruzar el río Rubicón atormentado por las dudas, porque atravesar el torrente significaba cometer una ilegalidad, convertirse en criminal, enemigo de la República de Roma e iniciar la guerra civil. El río tenía especial importancia en el derecho romano porque a ningún general le estaba permitido cruzarlo con su ejército en armas.
El presidente Joaquín Balaguer en uno de sus discursos históricos popularizó esta frase en el país al decir que la suerte estaba echada, buscando con ella elevarle el autoestima de fe, no solo a sus seguidores del Partido Reformista Social Cristiano sino también a los dominicanos que iban a concurrir a las elecciones que le permitirían permanecer en el poder que era su objetivo.
Ante las dudas y los temores de cruzar el Rubicón y convertirse ellos mismos en enemigos de Roma, Julio César cruzó el riachuelo para darles valor a sus hombres. Una vez estando en el otro lado el guerrero gritaba diciendo si algo malo había de pasar por cruzarlo, ya tenía que ocurrir indefectiblemente, por lo que no había motivo para que sus semejantes no lo cruzaran, es lo que hizo el presidente del Partido Reformista, Quique Antún Batlle con los miembros de esa organización política al desprenderse de la candidatura presidencial y proclamar a Luis Abinader como su candidato para las elecciones del 15 de Mayo próximo e invitando a sus dirigentes a tener fe y trabajar para conquistar el poder.
Quienes no tienen temores ni dudas son el PLD y el presidente Danilo Medina, quien al dejar abierta la campaña electoral y hacer presentación formal de su aspiración continuista, dio muestra de estar dispuesto no solo a cruzar el Rubicón y estimular a sus seguidores, sino también a ganarle la guerra a la oposición (PRM-Luis Abinader) con tal de mantenerse en el poder, logrando convencer al expresidente Leonel Fernández de que fuera a tan importante acto de lanzamiento de su candidatura reeleccionista, aunque esto pudiera significarle al león afilar cuchillo para su propia garganta.