Paso 1 No laves las fresas hasta que las vayas a consumir; además, debes mantenerlas en refrigeración dentro de una bolsa de plástico cerrada o en un recipiente hermético.
Paso 2 Cuando vayas a consumirlas, separa aquellas que estén blandas o que no tengan buen u olor.
Paso 3 Coloca las fresas en una coladera amplia y ponlas debajo del chorro del .
Paso 4 Mueve constantemente para retirar los restos de tierra, mugre o los químicos que pudiera contener. Enjuaga abundantemente.
Paso 5 No quites el rabillo de las fresas hasta que las hayas desinfectado; de lo contrario, los microorganismos pueden ingresar a la pulpa y la desinfección no será efectiva.
Paso 6 Una vez que el agua salga clara, ponlas a desinfectar como acostumbras, con unas gotitas de desinfectante siguiendo las indicaciones del producto. No las dejes demasiado tiempo; dejarlas de más en el agua de desinfección afectará su consistencia, color y sabor.
Paso 7 Una vez desinfectadas, sácalas del agua, escurre y ahora sí troza el tallo de la fresa (arranca directo con la mano), no con . Las fresas deben refrigerarse en un margen de 2 horas desde que las cortaste. Si se dejan afuera más tiempo, deberás desecharlas, ya que son muy propensas a descomponerse.
Fuente: Kiwi Limón